Un amante de la música

0
440
Noe Araya Murillo

A sus 66 años de edad don Noé Araya Murillo nos regala un momento de su tiempo para contarnos un poquito sobre su vida. Nativo del cantón de Grecia, pero con cinco años de habitar en Santa Bárbara. “como decía mi papá: dejé el ombligo allá” afirmó entre risas el Alajuelense.

El 10 de abril cumpliré dos años de visitar el Centro Diurno de Ancianos de Santa Bárbara de Heredia (Cendas) y es algo precioso, no hay palabras para describir lo bonito que se siente venir al centro yo siempre lo describo como mi casa porque es donde me han enseñado a vivir y disfrutar de verdad.

Siempre he trabajado mucho y por eso hasta ahora me estoy dando un buen descanso, comencé a trabajar como panadero, luego fui zapatero por muchos años, al menos unos 30 años donde me di cuenta que me estaba convirtiendo en un esclavo, durante ese tiempo no supe que fue tener días feriados, ni celebraciones nacionales. Recuerdo que para los 15 de setiembre solo veía desde la puerta los desfiles pasar porque no podía ir a verlos porque tenía que trabajar, fueron años muy duros afirma Noé.

Noe Araya Murillo

De joven tuve la oportunidad de incorporarme en un equipo de futbol que siempre me ha gustado mucho y se llamaba “Rey Montellez” yo era el portero, no era muy bueno, recuerda entre risas y un poco de sonrojo en las mejillas. Una vez fuimos a jugar a Barranca y nos metieron 12 goles, eran muy bonitos esos tiempos y vacilábamos mucho, en estos momentos deseo volver a jugar como antes.

También trabajé en el campo, porque de eso nadie se salvaba, me iba a regar abono y cogía café ¡pero de la mata no del pichel! Comenta entre carcajadas don Noé quien nos hace algunos recuentos de los que realizaban en su pueblo para la Semana Mayor y la celebración de la Navidad, en Semana Santa hacíamos viacrucis e íbamos a misa y las procesiones eran muy lindas hasta las calles se llenaban con tanta gente, nosotros como éramos tan pobres mi mamá nos hacía arroz y frijoles como todos los días.

Para la Navidad no hacíamos nada tampoco por la falta de dinero pero recuerdo muy bien que para un 25 de diciembre mis vecinos que eran de un estatus social un poco mejor me regalaron una pistola de tiros haciéndome creer que me la había traído el niño. Otra navidad mi madrina me regaló un trompito con música que con el paso de los años se me perdió, pero yo si algún día llego a ver de esos de seguro que me lo compro, esas fueron los únicos regalos que me dieron para mis navidades.

Fui a la escuela normal unos años pero luego tuve que asistir a la escuela nocturna Simón Bolívar con la maestra Soledad Rigioni (de descendencia italiana) lastimosamente no pude ir al colegio por situaciones económicas, recién salido de la escuela tuve que empezar a trabajar y casarme nos comenta Noé. Me encanta la música, nunca tuve la oportunidad de tocar algún instrumento aunque hice el intento, me gusta la música de verdad como el vals y la instrumental.

De todos los instrumentos el que más me llama la atención es la guitarra, recuerdo que de joven salía con mis amigos a serenatear, nos íbamos como a las 8 ó 9 de la noche, una vez nos fuimos a tocarle música a la novia de un amigo y para llegar tuvimos que caminar mucho, llegamos a la casa comenzamos a cantar y después de un rato nos dimos cuenta que la muchacha no estaba, todos desilusionados nos tuvimos que devolver recuerda Araya.

En mi tiempo libre me gusta sentarme a ver un partido de futbol y escuchar buena música. Cundo vengo al centro me dedico a sacar mecha de las telas para venderla en las ferreterías y es utilizada mucho por los mecánicos del cantón. Antes la gente era más honesta, ahora solo maldades se hacen y el respeto hacia las personas mayores se ha perdido. Lo único que puedo decirle a los jóvenes es que les hagan caso a los padres y cuiden a sus madres porque es un gran tesoro.

Como dice Rubén Darío: Juventud divino tesoro.

Entrevista realizada por: Krisly Arguedas Ramírez.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí